Consentimiento
El RGPD aumenta el estándar para las divulgaciones al obtener consentimiento, ya que debe ser dado libremente, específico, informado e inequívoco y las personas responsables del tratamiento de datos (llamados «controladores de datos») deben usar un lenguaje legal simple y sencillo que se distinga claramente de otros asuntos. Los controladores de datos también deben proporcionar pruebas de que sus procesos cumplen con las normas y se respetan en todos los casos.
Básicamente, la clientela no puede estar forzada a dar su consentimiento ni desconocer que está aceptando el procesamiento de sus datos personales. También debe saber exactamente a qué está dando su consentimiento y se le debe informar con antelación que tiene derecho a retirarlo. Para obtener el consentimiento, se requiere una aceptación explícita del acuerdo, ya que el consentimiento no puede inferirse del silencio, de casillas marcadas previamente o de la falta de acción. Esto quiere decir que informar al usuario durante el registro se está volviendo fundamental.
Nuevos derechos para los individuos
La norma también incorpora dos derechos nuevos para las partes interesadas: el «derecho al olvido», que exige que las personas responsables del tratamiento de datos alerten a las y los destinatarios subsiguientes sobre las solicitudes de eliminación de información y el «derecho a la portabilidad de datos», que permite que las partes interesadas soliciten una copia de sus datos en un formato común. Estos dos derechos facilitan la tarea de solicitar que se elimine cualquier información almacenada o se proporcionen los datos recopilados.
Solicitudes de acceso
Las partes interesadas siempre han tenido el derecho de solicitar acceso a sus datos, solo que ahora el RGPD refuerza ese derecho. En la mayoría de los casos, no podrás cobrar el procesamiento de una solicitud de acceso, a menos que puedas demostrar que el gasto será excesivo. El plazo para procesar una solicitud de acceso también se acotará a un mes, aunque se puede extender a dos meses en ciertas circunstancias. En algunos casos, las organizaciones podrían rechazar una solicitud de acceso. Por ejemplo, cuando se determina claramente que la solicitud no tiene fundamentos o es excesiva. Sin embargo, las organizaciones deberán contar con políticas y procedimientos de rechazo claros, y tendrán que demostrar que la solicitud se ajusta a dichos criterios.